Cambiar a la versión baja en carbono

Aumenta el apoyo a la transición ecológica en los países con combustibles fósiles

24 de junio de 2024
por el personal de CSN

Una amplia encuesta de opinión de la ONU sobre el clima, la mayor de este tipo, revela un apoyo sustancial a la transición hacia energías limpias en los principales países productores de combustibles fósiles.

La encuesta, realizada en 77 países que representan casi el 90% de la población mundial, reveló que una mayoría significativa de los ciudadanos de estas naciones se muestran aprensivos ante el impacto del calentamiento global en sus vidas y favorecen un cambio rápido hacia las energías verdes.

La encuesta indica que 80% de los encuestados en China y 76% en India, ambos grandes productores de carbón, apoyan una rápida transición ecológica. En Estados Unidos, primer productor mundial de petróleo y gas, 54% expresaron el mismo sentimiento, mientras que las cifras fueron de 75% en Arabia Saudí y 69% en Australia.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) encargó la encuesta para informar a los líderes políticos sobre la opinión pública mundial acerca de la acción climática. Achim Steiner, director del PNUD, subrayó que el consenso público en todo el mundo está presionando para que se realicen esfuerzos más rápidos y coordinados para combatir el cambio climático.

Además de la transición energética, la encuesta señaló que 86% de las personas de las naciones encuestadas desean que sus países dejen a un lado las diferencias geopolíticas para emprender una acción climática colectiva. También destacó que 56% de los encuestados contemplan el cambio climático con regularidad, lo que afecta a sus principales decisiones vitales.

Los resultados se publican antes de la COP29, la cumbre internacional anual de la ONU sobre el clima, en la que se espera que los debates se centren principalmente en la financiación de la lucha contra el cambio climático y en el llamamiento a los países más ricos para que presten un mayor apoyo a las naciones más pobres.

El sector de la energía eólica marina del Reino Unido, impulsado significativamente por una política de 2014, es uno de los principales legados del Gobierno conservador. En la actualidad, el sector cubre aproximadamente una cuarta parte de las necesidades de electricidad del país con emisiones de carbono reducidas. El éxito se atribuye al mecanismo de "contratos por diferencia", una política que estabiliza el mercado garantizando un precio fijo para las unidades de electricidad, fomentando así la inversión a largo plazo en energías renovables.

Esta iniciativa ha propiciado una drástica caída de los costes y cuantiosas inversiones, sobre todo en el estuario del Humber, convirtiendo la zona en un polo de empleo y fabricación con bajas emisiones de carbono, como las instalaciones de Siemens Gamesa en Hull. A pesar de este éxito, las administraciones posteriores han mostrado un apoyo desigual, oscilando entre políticas favorables a las energías renovables y a los combustibles fósiles, lo que ha influido en la confianza pública y en las estrategias de inversión.

Las instituciones financieras se enfrentan a la difícil dicotomía de obtener beneficios inmediatos de los combustibles fósiles o invertir en soluciones energéticas limpias a largo plazo. A pesar de las crecientes pruebas de los riesgos económicos que plantea el cambio climático, incluidos unos costes sociales de las emisiones de carbono superiores a los previstos, muchos bancos y gestores de activos siguen siendo reticentes a comprometerse plenamente con los objetivos climáticos. Esta indecisión se debe en parte a la preocupación por los resultados financieros a corto plazo, el clima político y la incertidumbre normativa.

Los modelos económicos sugieren que, aunque la descarbonización podría reportar beneficios sustanciales a largo plazo, la incoherencia de las políticas mundiales y los incentivos de mercado complican la transición. Las instituciones financieras también desconfían de las implicaciones de los efectos físicos del clima, como la intensificación de los huracanes y las olas de calor, en sus inversiones, pero no disponen de datos suficientes para evaluar plenamente estos riesgos.

Por tanto, aunque se reconoce que la inversión en energías limpias es vital para la estabilidad futura, el camino a seguir sigue plagado de obstáculos económicos y políticos a corto plazo, lo que subraya la necesidad de una acción más coordinada y decisiva por parte de los responsables políticos mundiales.