China ha logrado un importante avance en la investigación de la fusión nuclear con la instalación Experimental Advanced Superconducting Tokamak (EAST), alcanzando una temperatura sostenida de 100 millones de grados centígrados.
Este hito representa un avance sustancial en la búsqueda mundial de energías limpias, acercando a la humanidad a replicar en la Tierra la producción energética del Sol. Las implicaciones potenciales para la producción de energía podrían ser enormes, ya que la fusión nuclear promete electricidad ilimitada y libre de carbono.
EAST, situado en Hefei, provincia de Anhui, es un reactor experimental diseñado para imitar el proceso de fusión nuclear que se produce en el Sol. A diferencia de la fisión nuclear, que genera energía dividiendo átomos, la fusión combina núcleos de hidrógeno en condiciones de calor y presión extremos para liberar una energía considerable sin producir emisiones de carbono ni residuos radiactivos de larga vida. El énfasis de China en la investigación de la fusión nuclear forma parte de una iniciativa más amplia para desarrollar recursos energéticos sostenibles como alternativas a los combustibles fósiles.
No se puede subestimar la importancia de alcanzar los 100 millones de grados Celsius. Para que se produzca la fusión nuclear, los átomos de hidrógeno deben calentarse a esta temperatura extrema, varias veces superior a la del núcleo del Sol. A estas temperaturas se genera plasma, una forma sobrecalentada de la materia, que permite a los núcleos atómicos colisionar y fusionarse, con la consiguiente liberación de gran cantidad de energía. Históricamente, aunque los experimentos han alcanzado estas temperaturas, mantenerlas durante periodos prolongados ha resultado ser un reto importante. El reciente éxito de China supone un paso importante hacia el logro de la estabilidad, que es crucial para el desarrollo de reactores de fusión funcionales.
En el competitivo panorama de la investigación sobre la fusión, la EAST china está en primera línea, pero no es la única. Otros proyectos destacados son el ITER (Reactor Termonuclear Experimental Internacional), una asociación mundial con sede en Francia, que está a punto de lograr su primer plasma en la década de 2030. El Joint European Torus (JET), en el Reino Unido, también ha influido en la investigación de la fusión, estableciendo recientemente un récord con una generación sostenida de 59 megajulios de energía de fusión. Además, SPARC, una iniciativa privada del MIT y Commonwealth Fusion Systems (Estados Unidos), pretende desarrollar un reactor de fusión compacto utilizando imanes superconductores avanzados.
A pesar de los avances logrados por EAST, aún quedan numerosos retos en el camino hacia la fusión nuclear comercial. Entre ellos, la necesidad de mantener las reacciones de plasma durante más tiempo, alcanzar el umbral de rentabilidad energética y desarrollar materiales capaces de soportar las condiciones extremas del reactor.
Para seguir avanzando en sus capacidades de fusión nuclear, China también está desarrollando el Reactor de Ensayo de Ingeniería de Fusión de China (CFETR), cuyo objetivo es facilitar duraciones de plasma más largas y, con el tiempo, conducir a la generación de electricidad.
El logro de la EAST china intensifica la carrera mundial por realizar la fusión nuclear comercial, especialmente mientras persiste la preocupación por el cambio climático y la creciente demanda de energía. La tecnología de fusión puede proporcionar una fuente de energía segura, ilimitada y libre de emisiones. El éxito de cualquier nación en hacer comercialmente viable la fusión podría desencadenar un cambio revolucionario en la generación de energía, influyendo no sólo en la forma de alimentar hogares e industrias, sino también extendiéndose a aplicaciones en la exploración espacial.